Desde la Asociación Profesional de Guardas del Medio Natural del Principado de Asturias (AGUMNPA), asistimos con indignación al enésimo episodio de incendios intencionados e incontrolados que ha sufrido nuestra región. No ha sido necesario más que un periodo de ausencia de precipitaciones, vientos favorables y altas temperaturas para que salte la chispa. Pero dado que no ha habido episodios de rayos ni problemas en conducciones eléctricas, la chispa de donde salta es de la mano humana.
Asistimos a comentarios en la prensa desde diversos sectores como que “las altas temperaturas y el viento provocan numerosos incendios”, “la simultaneidad y nocturnidad hacen pensar que los incendios pueden ser provocados”, “no se puede criminalizar a un sector” y otros titulares similares.

Recientemente se han producido una serie de comparecencias en la Junta General del Principado, al hilo de la modificación de esta Ley. Han comparecido funcionarios del Servicio de Montes, profesionales del ámbito forestal, Agentes del Medio Natural, Investigadores de la Universidad, entidades ecologistas, sindicatos agrarios y ganaderos. Todos salvo el sector ganadero y los propios partidos políticos promotores de la modificación, incidieron en la necesidad de mantener los acotamientos para evitar una proliferación de los incendios y la degradación y erosión del terreno. Todo va a caer en saco roto. Y se ha empezado a demostrar este fin de semana.
Desde AGUMNPA entendemos que si que se tiene que modificar la Ley de Montes, pero en otro sentido. Siguiendo la legislación de nuestras comunidades vecinas que también sufren la lacra de los incendios, los terrenos deberían de quedar automáticamente acotados desde el momento del incendio y por un periodo mínimo de un año y máximo para que se restaure a su estado inicial, existiendo mecanismos de revisión tanto al alza como a la baja en ese periodo. Todavía estamos a tiempo de evitar cometer un error que pagarán nuestros montes y nosotros mismos.