
El pasado 3 de mayo se cumplieron 10 años del aciago día en que nos dejaba, tras sufrir un desgraciado accidente en acto de servicio, nuestro compañero Rubén López Cueto.
Fue Rubén, además de una excelente persona, un compañero excepcional siempre dispuesto a echar una mano y a quien nunca pesaba tener que madrugar más, o quedarse un poco más, o subir un poco más alto si de ello dependía hacer bien el trabajo que tenía encomendado.
Su trágico final, las horas
de angustia vividas hasta su localización, dejaron en evidencia las condiciones
en que desarrollan su trabajo de custodia y protección de la Naturaleza los Agentes
del Medio Natural, que, aún hoy, 10 años después, continúan trabajando en
solitario y sin ningún tipo de apoyo o seguimiento para detectar o prevenir cualquier
incidente que ponga en riesgo su integridad física.
La administración a la que
sirvió hasta el final, despreció una oportunidad para destacar su enorme valía
personal y profesional, y la ausencia de otro interés que el servicio público, de alguien que representaba los mejores
valores de el colectivo de la Guardería y que debería constituirse en una
referencia de honestidad y dedicación para quienes formamos parte del mismo.
Las montañas del Oriente de
Asturias que Rubén tanto quería y que recorrió incansablemente acogen su
espíritu y están un poco más solas desde su marcha. Quienes tuvimos la suerte de trabajar a su lado buscamos
inspiración en el recuerdo de su actitud y constante vocación de servicio, pero
seguimos echándole de menos como el primer día.
Ruben, In memoriam.